DE VUELTA AL COLEGIO
He sido muy buen alumno. Siempre me gusto escuchar y aprender.
Odié profundamente ir al colegio.
Los finales de noviembre eran una fiesta.
La llegada del calor era directamente proporcional al arribo de palitos helados a los kioscos de la avenida Vieytes. Incluso, los fines de semana, heladeros con sus carros Noel y Laponia empezaban a circular por las adoquinadas calles de Barracas. El horario de mayor trafico arrancaba a las 16 hs y la vigilia a la hora de la siesta generaba una ansiedad nivel Dios.
Todo eso olía a vacaciones, a Mar del Plata, a olas enormes y maaaaaar.
Amigos, la contracara de tanta alegría tenía un solo nombre: Marzo. Ese era el cuco. El fin de fiesta temido, odiado hasta los huesos como aborrecidos eran los argumentos esgrimidos por los sanadores espirituales que tiraban al aire slogans de campaña tales como "Bueno, te vas a reencontrar con tus amiguitos que hace mucho que no ves" o el despòtico "Pensá en todas las cosas que vas a aprender este año". Mierda!!! Te odio Marzo hijo de puta!!!
Con mis viejos, generalmente, nos ibamos a Mar del Plata a comienzos de febrero. Arrancaba bien la cosa. A ellos les gustaba mucho ir todos los dias a una playa distinta. Escencialmente, a mi viejo le encantaba manejar, a mi vieja pasear en auto y a mi me gustaba ir a lo hondo (no creo necesario aclarar este punto).
Llegábamos a la playa y Chela se transformaba en la lider del califato de Mar Chiquita. Se tapaba la cabeza, los ojos con anteojos negros y se acomodaba abajo de carpa, sombrilla o cualquier cosa que hiciera imposible la llegada de febo a su piel extremadamente blanca. Mientra ella luchaba para proteger las debilidades de su etnia, mi viejo y yo, que eramos bastante diferentes, nos cocinábamos descaradamente. Esa situación era casi como ponerse a jugar a la pelota adelante del niño de la burbuja.
Todo transcurría maravillosamente entre playas, viajes, helados y Monaco GP hasta que, en el ritmo alocado que siempre genera el pasarla bien, comenzaban a sonar en Lu6 emisora Atlántica (te quiero cada dia más, ponele) esos avisos turros de la vuelta a clase y la puta madre que los pario.
Se venia el acto fatal. En la esquina de la casa de mi tia estaba la tienda de guardapolvos Saber. En esa época, habia cola para comprar y de repente, yo, el pibe del verano, me estaba cagando de calor en una fila interminable para comprar el maldito guardapolvo, entendés?
La situación era una hijaputez total. No se le hace eso a una criatura!!!! Me sacaron de Disneyworld para hacer la fila en Aushwitz, captás?
Eso era irremontable. Ese hecho constituía mi Waterloo. Así como las vacaciones no arrancaban, para mí, el día de finalización concreta de clases, de la misma manera, todo lo que venía después de Saber era agonia pura.
A la distancia, se agranda la nostalgia y muchos colores mutan en favor de felices versiones mentirosas de lo que fue. No es este el caso.
Mi mensaje de profunda solidaridad a todos los chicos que se aprestan a sufrir la vuelta al cole (odio como suena). No hay consuelo posible. Sean fuertes y no se engañen!!! La cosa no se termina con el colegio.....hay que ver lo que me costo este año volver de Mar del Plata!!!!
EDUARDO TORRE
Comentarios
Publicar un comentario