JAMON CRUDO

 Sabés las veces que me crucé con Dios?

Una vez, en el mercado Pepín, allá por los setenta, se hacía pasar por almacenero. Parecía un gallego cualquiera. Se hacía llamar Manolo. Ya eso era para desconfiar. Justo Manolo. Mil nombres había y el tipo se bautizó como la mayoría. Estrategia celestial.

Era gallego y con cara de gallego. Me explico? Cómo si buscará justificar o, mejor dicho, sobreactuar su papel mortal.

Nadie se daba cuenta pero los niños solemos tener ese sexto sentido, viste?

Nadie sabía si tenía familia o donde vivía. El estaba sólo en su almacén, todo el día, de la mañana a la noche. Nunca lo vieron cortarse un pedazo de queso o hacerse un sanguche. Vestía siempre igual y su delantal, el mismo, y jamás tuvo una mancha.

Me di cuenta que ese cretino era Dios, un día que me vieja compró doscientos gramos de jamón crudo Torgelón y lo probé haciendo un doblez con la parte de abajo de un pan flauta....técnicamente, algo así como un medio sanguche. Eso no era de este mundo, claramente. 

El tipo tenía lleno de jamones ( colgados de un gancho en el techo del puesto) y vendía como un Carrefour, pero los monjas no disminuían. Eso me hizo sospechar más. Cómo hacía para vender todo el tiempo y que nunca bajara el stock?

Me acordé de los panes y los peces. Una locura!!

Con el tiempo fui tomando coraje y un día, por los ochenta, lo encaré: -Manolo, vos sos Dios, no?

-Anda, Rapaz. Tu estás Tolo? Me contestó pero con una risa entre nerviosa y forzada.

Al otro mes, ya no estaba ni él, ni el puesto. El mercado se fue vaciando. Todo se volvió más gris, más oscuro. 

De un lado se hicieron cocheras y del otro, un templo evangélico. El Pepín cedió paso a los Chinos y los Días. 

Hace poco tuve la confirmación de mis sospechas. El Quía con mayúsculas es bastante rencoroso con los que solemos detectar sus fisgoneadas terrestres: la manzana, la estatua de sal, la prohibición de entrar a la tierra prometida son algunas muestras del asunto.

El chamuyo del jamón me dejó un Lotrial en la mesita de luz todas las mañanas. Hasta ahí creo que me lo tengo merecido. La duda que me carcome la cabeza tiene que ver con el barrio y el mercado. 

Habrá sido él quien borró todo vestigio de laburo en Barracas? Fue Él quien cerró las fábricas, los negocios, los talleres, las industrias? Solo por un pibe y un Torgelón ? Raro, muy raro. Porqué la última vez que lo ví, me acuerdo que una clientela le preguntó: -Manolo, es cierto que va a cerrar el almacén?

Y el tipo, me miró de reojo y le contestó con los ojo llenos de lágrimas: -Si, me cago en D


ios!!!

                           Eduardo Torre

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