MARIO CARDENAS
En el boliche de mí querido y siempre recordado amigo, Héctor Tatay Carmuega , Nuevo Nosse de José M.Moreno y Directorio empezaba a recorrer el camino del canto profesional. El bar estaba lleno de tango todo el día y la cofradía empezaba a caer. Había movida de noche, de tarde, todos los días de la semana. Entre tantos amigos queridos recuerdo en este texto a dos que voy a cambiarles el nombre para evitar especulaciones...ponele, Hugo y Abel.
Los tipos se sentaban en la misma mesa y a veces se sumaban dos o tres veteranos más. Los sábado a la noche, seguro.
Un día termino de cantar y se me vienen encima en fila india. Primero me encara Hugo y con esa voz típica de kilómetros de JB y Jockey Cortos, me dice: " Muy bien, pibe!! Pero déjate de joder con esos tangos cadeneros. Vos tenés que cantar tangos románticos!! "Escuchate "Más solo que nunca" Pugliese-Morán!! Eso tenés que cantar.
-Gracias, Hugo!! Lo escucho y te digo...
Al toque, Abel: -Bien, Nene!! Pero vos tenés que cantar tangos reos. Olvídate de esas cosas románticas que no te quedan. Canta El Ciruja, No Place, Packard. Déjate de joder con la novelita del tango...
-Gracias, Don Abel. Lo voy a tener en cuenta.
A partir de ese día, cada vez que cantaba un tango sabía que iba a tener el aplauso de uno y simultáneamente, la desaprobación del otro.
Así fuimos pasando las semanas hasta que un día entro al bar y me los encuentro escuchando "Toda mí vida" extasiados. Me miran y a coro gritan: "Esto es un tango, Pibe!!" . Primera reacción, chocolate por la noticia, pensé. Les dije que pensaba igual, que era una joya más de Troilo y Fiore y bla bla bla.
Cuando me estaba yendo, me puse a pensar como habían coincidido dos tangueros tan distintos en esta beatificación. La respuesta la encontré en el 2014. Había ido al Faro a ver a Hernán CUCUZA Castiello y él, antes de cantar el tango en cuestión, menciona que la música del tema es alegre como una tarantela y la letra, un testamento. Ahí hice click. Claro, Troilo debió haber tenido su Hugo y Abel.
Gordo, muy lindo!! Pero cortala con la metafísica y el drama, queremos bailar; y del otro lado: Gordo, déjale el ritmo a D'arienzo y ponete a laburar, dale!
Pero Pichuco, que por algo fue el bandoneón mayor de Buenos Aires, los cagó. Los hizo escuchar, aplaudir, bailar y llorar todo a la vez.
Claro, los grandes, los fuera de serie tienen ese don.
El viernes en Pista Urbana pude confirmarlo viendo al Maestro Mario Cárdenas . En uno de sus monólogos, la gente no había terminado de reír a carcajadas y ya estaba emocionada con lágrimas en los ojos. Cuando vi y sentí eso asocié: Troilo!! Mario aclaró todo.
Sólo Troilo, Cárdenas o alguno de esos genios son los que pueden contener al absoluto. Acaso ellos sean la verdad y nosotros tendremos que seguir maravillándonos al escucharlos mientras seguimos buscando un pedacito del mapa...por ahí, algún día lleguemos, aunque sea a acercarnos un poco, a ser artistas populares, ponele...
EDUARDO TORRE
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