La búsqueda de la verdad
Dónde está la oscuridad ?
La contaminación lumínica nos hacer ver el cielo de un color distinto.
"Ni es cielo, ni es azul" escribía el poeta, allá por el 1610.
No le erró ni un poquito: "Lástima que tanta belleza no sea cierta" remataba en sus versos Argensola.
Para agregar misterio y duda, no sabemos, a ciencia cierta, por cual de los hermanos fue escrito, Bartolome o Lupercio.
Para desconcertar más, Homero Expósito retoma el concepto en su tango "Maquillaje" y homenajea así, a este soneto titulado: "A una mujer que se afeitaba (maquillaba) y estaba hermosa"
Y de esta forma, entre el carmín y el pote de rubor se iban entrelazando cuatros siglos de la misma historia.
Miraron al cielo estos poetas geniales buscando una verdad que la piel deseada les negaba a base de polvos y cremas.
Fue allí que se les cayó el azul sobre sus ojos. Pero ni el firmamento muestra su verdadero color.
Donde habría que buscar lo cierto, entonces?
La verdad asomaría a la vista o la cosa tendría que estar vinculada con otro sentido?
Hoy, los poetas se han quedado huérfanos de lápiz y papel; al maquillaje se le ha sumado la cirugía y las inyecciones; y al cielo lo hemos flasheado de brillo.
Y ahí vamos, lejos de los hermanos Argensola y del poeta zarateño, sin siquiera advertir tanta mentira.
SONETO "A una mujer que se afeitaba y estaba hermosa" (ARGENSOLA)
Yo os quiero confesar, don Juan, primero,
que aquel blanco y color de doña Elvira
no tiene de ella más, si bien se mira,
que el haberle costado su dinero.
Pero tras eso confesaros quiero
que es tanta la beldad de su mentira,
que en vano a competir con ella aspira
belleza igual de rostro verdadero.
Mas ¿qué mucho que yo perdido ande
por un engaño tal, pues que sabemos
que nos engaña así Naturaleza?
Porque ese cielo azul que todos vemos,
ni es cielo ni es azul. ¡Lástima grande
que no sea verdad tanta belleza!
MAQUILLAJE (H. EXPOSITO)
No...
ni es cielo ni es azul,
ni es cierto tu candor,
ni al fin tu juventud.
Tú compras el carmín
y el pote de rubor
que tiembla en tus mejillas,
y ojeras con verdín
para llenar de amor
tu máscara de arcilla.
Tú,
que tímida y fatal
te arreglas el dolor
después de sollozar,
sabrás cómo te amé,
un día al despertar
sin fe ni maquillaje,
ya lista para el viaje
que desciende hasta el color final.
Mentiras...
son mentiras tu virtud,
tu amor y tu bondad
y al fin tu juventud.
Mentiras...
¡te maquillaste el corazón!
¡Mentiras sin piedad!
¡Qué lástima de amor!
La poesía, misterio y revelación al mismo tiempo, esta obra que presentás, Eduardo(llamo obra al todo, tu texto, el poema y el poema-tango) encierra la vida y la muerte, porque, qué otra cosa es el amor a la vida, cómo podríamos amarla, sin contar con la muerte? Gracias por estas lágrimas al llenarme de inspiración y música, con una versión inmejorable, gracias!!!
ResponderEliminarHermoso comentario. Lindo para charlarlo en la mesa larga de Los Laureles...
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