BRADEN O GARDEL

 



El viento no tuvo la culpa. El pájaro de fuselaje de madera y chapa, tampoco. Todo, absolutamente todo fue falla humana.

Cuántos kilos podía soportar un F-31 de la línea SACO?

Cuánto pesaba Gardel? No me malinterprete, no hablo de kilos. Le pregunto por el peso específico de la figura más importante del continente.

Podía Samper Mendosa, piloto de la aeronave, decirle que no a algo de lo que ponía el Zorzal como condición para viajar por la linea de bandera Colombiana?

Debía, pero jamás podría haber soñado con decirle NO a semejante figura.

Un aparatoso bagaje de instrumentos musicales, escenarios, decorados con doradas letras "C" y "G" presagiaban la tragedia. A último momento, aparecieron una serie de tambores que debían agregarse al ya abultado equipaje. Un delirio.

El piloto transpiraba fuego por todos los poros. 

Al costado de la pista, en la puerta del hangar, el piloto alemán que había discutido con Gardel en el último viaje que habían hecho juntos en tierra colombiana, se estacionó con su copiloto para ver en primera fila, lo que para él sería un completo fracaso. El Ford de Samper no iba a poder levantar los pies del suelo.

El aeropuerto  Olaya Herrera de la ciudad de Medellín constaba de tres pistas. Envalentonado, el colombiano, eligió la que estaba pegada al hangar para enrostrarle a su competidor europeo, un triunfo memorable.

El coctel explosivo ya estaba servido. Faltaba un sólo error más. Un inexperto banderillero hizo lo que no debió haber hecho nunca. Dar la señal de avanzar en forma imprudente y apresurada.

Ahí van los sueños de una aerolínea Colombiana tratando de ganar una pulseada. 

Ahí, va el cantor más grande de la historia con un exceso de equipaje descomunal. 

Ahí comienza a subir con mucha dificultad y un pibe trata de mover una palanca sin tener la fuerza suficiente. 

Ahí va un piloto desesperado olfateando su destino final envuelto en llamas y fracaso. 

Faltaba la ráfaga fatal que vino a consumar el desastre absoluto y se cargó a caballito a los alemanes que no pudieron jamás festejar el fracaso ajeno. 

Todo se incendió, la soberbia, la imprudencia, la maldad y la carne. Todo, menos el mito. Ese bronce eterno que brillará por siempre.

Entre las cenizas quedaron tendidos los cuerpos invisibilizados tras un categórico cartel eterno: "Murió Carlos Gardel"

Allí quedaron: Alfredo Lepera; Angel Riverol; Guillermo Barbieri; Alfonso Azaff; José Corpas; Henry Swardtz; Celedonio Palacios; Hans Ulrich Thom; Hartman Fuertz; Ernesto Samper Mendosa; Jorge Olano; Guillermo Escobar; Lester Strauss; Willis Foster; Julio Castillo.

Sólo tres sobrevivieron a la tragedia: José Aguilar; Grant Flynt y José Plajas.

La justicia que es ciega, en el mal sentido de la palabra, sentenció que este desastre fue un simple accidente debido a factores climáticos. 

Nadie pagó a los deudos un solo peso. No hubo ninguna responsabilidad, ni civil, ni penal.

Este hecho se explica con un solo nombre: PANAM. Tanto SACO como SCADTA (línea aérea alemana) pertenecían a la empresa norteamericana. La américa colonial se rendía a su nuevo dueño. 

El embajador Braden (Muchos entenderán) presionó al gobierno Colombiano de Alfonso Lopez Pumarejo  para que sacará del medio a los alemanes y por una trampa urdida entre cipayos locales y empresarios yankis (les suena?) todo quedó en manos de los "hermanos del Norte", en una mejicaneada histórica propia de Piratas.

Estimados compatriotas, antes de Bradén o Perón hubo un Bradén o Gardel. 

Ustedes dirán....

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