Milagros eran los de antes





Los milagros en mi barrio eran cosas de todos los días. Se caían estrellas en todos los patios. Todos, más o menos, habían hablado con Dios y, seguramente, la mayoría había visto resucitar a uno o dos muertos, en la propia familia.
Así era la cosa. Uno se acostumbraba a lo bueno y a lo malo con una facilidad asombrosa.
Gente que vivía sin riñones o con un cuarto de pulmón había a patadas. También teníamos mancos campeones de truco y rengos que corrían maratones. Aunque esos eran los más comunes. Nosotros a esta altura desconfiábamos de los que no rengueaban y corrían rápido...Mire como sería la cosa.
Los domingos, las iglesias del barrio se llenaban. Todos ponían el despertador a las seis de la mañana para conseguir lugar en los bancos. Los viejos empujaban a los más chicos para tratar de parar las cataratas de milagros. Doña Pura contaba que a los mocosos había que saber frenarlos porque pedían y pedían y  los milagros se empezaban a acumular en los zaguanes y entonces,  no se podía vivir..
Un caso muy conocido fue el del perro "Mancha", mascota fiel del ingeniero Roberto Pellagatta quien murió de muerte súbita mientras diseñaba un puente y los parientes del hombre aseguraron que había sido el can quien acabó la obra tres días mas tarde.
-"Volvimos del cementerio de Flores y Mancha se acercó a la puerta para recibirnos con los planos en la boca! Sólo le falta hablar a este bicho", contó Reynaldo, el hijo mayor del finado.
Así podría estar horas, días, semanas, tal vez meses contando estos fenómenos que poblaban el lugar. 
Usted dirá que estábamos en el paraíso. Pudo haber sido así. Pero sabe qué? La cosa se puso bastante tétrica 
La gente comenzó  a aburrirse de los milagros y empezó a sentir un profundo goce, ya no pidiendo para sí. La onda era implorar contra los demás. Comenzó la era del fin de los sueños. 
Los templos desbordaban de ciudadanos que iban a clamar a Dios para que éste no escuche a los demás.
-"No le des nada!!! No quiero nada para mí; solo te pido que no haya nada para nadie!!" 
Así fue que las estrellas se fueron apagando en todos los patios, los enfermos fueron muriendo en masa; el puente Pellagatta -Mancha se desmoronó, y una turba de jóvenes armados con palos, desde ese entonces, no paran de golpear viejos, ante la mirada incrédula de  santos y  ángeles..





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