Lepérico [El esférico]
Tenía 4 años y lo que sentía por River, en ese momento, era más o menos lo mismo que hoy siento por Juan y Eva Perón. El Millo jugaba de local en cancha del Globo por el tema del mundial 78. Ese día, mi viejo me llevó a la cancha por primera vez. Fuimos todos.
Lo primero que me llamó la atención fue que había empezado a rodar la bola y de los parlantes no salía la voz de Muñoz. Me quería morir!!! Cómo iba a saber quién metía los goles y además, quien me iba a decir que el gol valía? Yo escuchaba por radio que a veces los goles no se cobraban por que habían sido hecho en posición fuera de juego o algo mucho peor, por el terrible Orsay!!!! Algo que para mi significaba, segun el caso, suplica o desilución.
Esa no era la única confusión que habitaba en mi mente de pibito. El Gordo se refería a la pelota de muchas maneras, pero había una que me desconcentraba: el esférico.
Para mi el tipo decía Lepérico y nunca podía descifrar para quien jugaba porque a veces le daba pases a Luque y otras a Suñé.
Sospechaba que el muchacho en cuestión sería un especie de doble agente, que evidentemente vestía la banda porque yo prendía la radio Tonomac, siete mares y el tipo estaba.
Inevitablemente, en algún momento Lepérico jugaria un alto tiro por elevación cruzado para JJ Lopez que vendría arando por el andarivel del ocho (no me pregunten que entendía por eso porque sería un hipervínculo interminable) o lo que es peor, clavándonos su daga traidora, se la pondría mansita a los pies de Marito Zanabria.
Toda esta explicación es importante porque cuando salí del tunel del Ducó, vi el verde césped y le dije a mi viejo: ¿Cuál es Leperico?
Alfredo dudó. En realidad, tenía menos fútbol que la revista Claudia, no quería embarrarse demasiado y soltó un contundente: Qué se yo!! Pero ese de bigote debe ser Luque, sentenció señalando como Julio César... a Héctor López.
Mi viejo era hincha de la contra pero siempre decía una frase que era, para mí, como un centro al punto del penal cara a cara con un arquero desmayado: Yo soy hincha de Boca, pero el fútbol no me gusta....Todos imaginarán mi respuesta llena de plumas....
Mis ídolos estaban peloteando, incluso Lepérico, aunque no lo podíamos identificar. El Pato fue al primero que vi por toda la singularidad que tiene el puesto de arquero, que además, debía ser muy mal pago porque, generalmente, todos laburaban de otra cosa. Según decía Muñoz, FILLOL era portero.
Y mi viejo que era rápido para esconderse, y se vió venir un montón de preguntas que para él no tenían respuesta posible, me miró a lo Aristóteles, señaló al banco, y dictaminó para toda la eternidad: Ese es Labruna!
A los 4 años, un técnico había nacido así. No existía posibilidad alguna que yo pudiera imaginarme a ese señor de saco y corbata, jugando al fútbol. De la misma manera creía que Luque siempre iba a ser el 9 del equipo y que mi papá iba a estar mil años agarrándome la mano en la popular.
Las cosas fueron muy distintas desde entonces. Lepérico dejó de ser esa Mata Hari enquistada en el corazón de mi equipo; Muñoz se volvió un mal recuerdo y mi viejo no está más.
De todo aquello, hay una sóla cosa que se mantuvo inalterable. Una sóla, que si hasta hoy se mantuvo después de más de 40 años, supongo yo, será eterna.
Angel Amadeo Labruna es, fue y será el símbolo del Club Atlético River Plate. Un faro al que cada vez que la institución naufrague se deberá volver para reencausar el rumbo.
Cómo hago yo, que cada vez que me pierdo, miro esta foto y vuelvo a tener 4 años, y les juro que hasta siento la mano de mi viejo.
Feliz día a toda la familia Riverplatense.
Eduardo Torre
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