EN LA ORILLA
La pareja tímida va a la playa con una carpa. Se esconde y siempre está blanca. Con el correr de los días podría llegar a aparecer alguna franja roja donde toneladas de protector , seguro se ocuparían de disimular el efecto solar sobre la piel. Hablan poco. Miran el mar con ganas pero cincuenta metros de arena y vergüenza los frustran definitivamente.
No hay niños a su lado. No les gustan. Me animo a decir que, si se pudieran permitirse algún tipo de sentimiento, gritarían a los cuatro vientos su odio.
En la orilla, los chicos corren salpicando mar a pura patada. Se broncean sin darse cuenta. Se zambullen sin reparar en la temperatura del agua. Se ríen.
En la carpa, no se ve ni una heladerita, hay solo dos sillas perfectamente ubicadas, una al lado de la otra, de cara al mar. Él y ella usan anteojos de sol. Él tienen puesta una chomba y ella, una capelina. Siguen sin mirar pero en esa ausencia de voces vive un entendimiento absoluto.
Los pibes quieren choclo, helados, pirulines....todo.
Los blancos visitantes no son siquiera tenidos en cuenta por los vendedores ambulantes. La tarde comienza a morir. La arena comienza a vaciarse.
Los pibes se van. Los paradores se cierran. El iglú se prepara para iluminar la costa.
Es medianoche y ella se desnuda. Él sin decir nada hace lo mismo. Corren al mar y se ríen a carcajadas. Patean agua hasta el cielo. Se revuelcan en la arena como animales salvajes y muerden hasta sangrar.
Ella, más pálida que nunca gana la batalla. Ahulla al lado del cuerpo muerto. Mirá la luna sobre el agua y entiende que es hora de empezar a esconder. Él agua se lleva lo que ya no es, ni será jamás.
Ella se limpia en la orilla con el agua y la sal. Grita como una fiera. Se pone protector a toneladas sobre las heridas. Se da vuelta y se olvida del mar. Me vé.
Ya es de día. Los chicos vuelven a jugar en la orilla. El calor se vuelve insoportable. No puedo salir de la carpa y no entiendo porque tengo puesta una chomba y estos lentes.
Estoy lleno de odio, como si esta noche me tocara jugarme la vida...
EDUARDO TORRE
Comentarios
Publicar un comentario